El 31 de julio de 2014 se cumplieron setenta años de la muerte de Antoine de Saint-Exupéry, escritor de la obra más traducida y leída en el mundo después de la Biblia: El Principito.  Saint-Exupéry desapareció mientras hacía un vuelo de reconocimiento sobre el Mediterráneo en 1944, a finales de la Segunda Guerra Mundial.  Su avión fue derribado por los alemanes.  Algo importante en lo que debemos reparar cuando leemos El Principito es que se trata de un libro para los adultos que no han perdido la bondad y la inocencia de ser niños. También resulta atractivo para niños, toda vez que se lea bajo orientación familiar.  Hay varias razones para que nos sintamos retados a leer este libro. Una de ellas: descubrir sobre la vida relacionada con la conducta social. Saint-Exupéry nos lleva de la mano a reconocer valores que nunca pierden vigencia. También resalta la sensibilidad, la imaginación y el espíritu creativo, cualidades tan necesarias para incorporarlas a la formación cultural.  Por un lado, alcanza universalidad al interpretar realidades propias: descubre los vacíos de la adultez frente a las niñas y los niños, resaltando las virtudes de la niñez y contraponiéndolas con el adulto.  Esto le da un significado educativo para nuestra sociedad presente, Manlio Argueta.

Saint-Exupéry, Antoine de . (2015). El Principito (1a.ed. ed.). DPI.