Mi amor propio quedó herido y se enfermó con desaliento. Mi predicación se volvió hastío. Mis heridas se convirtieron en mo identidad. ¡Auxilio! Mi esposo es un oso polar y estamos en invierno. Mis ansias por ganar... ¡siempre!. Mi búsqueda de refugio en el bullicio de las tiendas. Me perdí en las tiendas y dejé allí mi autenticidad. Mi recompensa por ser víctima fueron las compras. Compré y compré... ¡y todavía me falta una cosa!. Sin estas palabras en el diccionario llené el armario de trastos. Mis confesiones de chica sexy. No siempre he tenido relaciones sexuales para expresarle amor a mi esposo. La mejor de las canciones es cuando el rey me lleva a su alcoba. Muchas de mis excusas no han sido ciertas. He utilizado la relación sexual para encontrar aprobación. Al alimentar la mente con PAN, me olvidé de degustar su MAMÁ. Me he sentido defraudada por mis amigas. La falta de sinceridad ha complicado mi vida espiritual. Mi camino a la felicidad ha sido decepcionante. Las terapias me entretenían la mente, pero no conmovían mi corazón. He tenido una falsa vida devocional. Se me frió la vida en el aceite de la superabundancia y los detalles. Me he enfocado en las tareas inconclusas y en lo que me salió mal. No vi los verdaderos tesoros escondidos en los momentos cotidianos. Mi pasado se quiso interponer en mi futuro. A veces he convertido mi hogar en un chiquero. He golpeado a mi esposo con mis palabras. Me he pasado la vida ansiosa, nerviosa y preocupada. He sido cruel con mi esposo. He sido altiva. He sido una incauta, una inexperta y me he sentido infeliz. La comida fue también un falso refugio. Me creí una astuta, pero me han seducido. He luchado con las actitudes de control. Me sentí culpable por mi incapacidad de dar a luz un dijo. La infertilidad me hizo sentir incompetente. La amargura tocó a mi puerta con el dolor. Me ofrecieron que me volviera hombruna. Me he sentido despreciada, abandonada en incomprendida. He pensado que Dios está molesto conmigo, Se me secó hasta el alma. He pensado que si cambian mis circunstancias, estaré bien. No he perdonado a mi esposo y me tiene enferma. Solo veo al hombre y olvido que es mi esposo. No tenía un camino. No siempre he tomado el buen camino. Al buscar la felicidad se me acabó la paciencia. Me atraparon las ballenas de la vida. Me han confundido las encrucijadas. Decidí aceptar el reto de ser madre del corazón.

Knowles, Rebeca. (2010). Confesiones de una mujer desesperada : un camino hacia la esperanza (1a.ed. ed.). Unilit.